El ejercicio es algo así como un aditivo para nuestro cuerpo porque al practicarlo se producen ciertas enzimas y proteínas que dan vigor y fortaleza.
En principio, el ejercicio se debe realizar como una forma de disfrutar nuestro cuerpo y sentirlo más sano y fuerte. Sin embargo, otra es la realidad. En algunas instituciones educativas, el deporte llega incluso a utilizarse como un castigo: "Si te portas mal, diez vueltas al patio o 20 "push ups", 30 sentadillas o 20 abdominales"; ante esta situación, la verdad, la persona termina por aborrecerlo o simplemente desinteresarse en los beneficios que proporciona.
Si a lo anterior le añadimos que, al iniciar casi cualquier deporte, éste nos causa dolor de músculos, mucha gente claudica y tira la toalla, porque lo sienten muy agresivo o como si se tratara de un sacrificio.
Recuerde que en la medida que se aplica, el ejercicio da resultados en el mediano y largo plazo. Hay quienes al iniciar un deporte quisieran que en una semana se notara la reducción de la talla o el peso, y por ello se exceden en el ejercicio, sin establecerse un programa que paulatinamente les acondicione para ir ganando tiempo, resistencia e intensidad.
Hay quienes dicen que el deporte es uno de los novios o novias más difíciles de conquistar, y el más celoso, porque si uno lo deja un tiempo y lo retoma, lo hará sufrir nuevamente. Por ello los logros dependen en buena escala de la constancia con lo que se logra un buen acondicionamiento físico.
En cuanto al dolor cabe señalar que cuando se ejercita el músculo el organismo genera ácido láctico, que el cuerpo tarda en absorber por lo menos 24 horas. Pequeñas cantidades de ácido láctico están presentes en la sangre y en otros fluidos y órganos del cuerpo; este ácido se forma en los tejidos, sobre todo los musculares, que obtienen energía metabolizando azúcar en ausencia de oxígeno. La acumulación de grandes cantidades de este ácido en los músculos produce fatiga y puede causar calambres.
Si no se tiene la constancia suficiente para ejercitar el músculo, se genera un exceso de ácido, que es lo que produce el dolor. Por ello se recomienda que si un día se realizan ejercicios de alto impacto, el siguiente se hagan ejercicios de bajo impacto para darle tiempo al músculo de reabsorber esa sustancia y no provocar dolor ni tanto desgaste. A esto le llamamos comúnmente "Quemar el músculo".
Por eso, es sólo con constancia y tiempo como el ejercicio se comienza a disfrutar. Sólo con paciencia y dedicación se empieza a sentir el beneficio de la reducción de peso y de mejorar el acondicionamiento físico. Cuando logre una rutina diaria, empezará a sentir que le sobra energía, notará una silueta más agradable, y no será hasta ese momento que la persona se sienta con mayor motivación.
Es importante mencionar que se trata siempre de disfrutar el deporte, no excederse innecesariamente, y tener una revisión médica periódica para estar seguro de que el deporte le significa un beneficio y no una actividad que le implique algún riesgo.